miércoles, 15 de febrero de 2012

II. MATERIAL SOPORTES LEGALES ECOLOGIA Y EDUCACION AMBIENTAL

 
1. "Reflexiones sobre la formación ambiental"

Morelia Pabón Patiño


Ante el reconocimiento de la sociedad global de los desequilibrios causados sobre el entorno natural, surgió como una alternativa para el logro del desarrollo humano sostenible, emprender la estrategia de la educación ambiental en todos los niveles, conduciendo a la institucionalización de la formación ambiental. Paralelamente desde el campo educativo se inició una construcción conceptual y metodológica que ha permitido realizar programas de educación ambiental, en este contexto se suscita un análisis sobre esta dimensión de la formación integral.
Se trata entonces, de emprender una reflexión sobre la relación del proyecto de formación ambiental, con los enfoques y prácticas educativas adoptadas en su institucionalización. Para este propósito, inicialmente se realiza una presentación de los acuerdos y características básicas concertadas, que dieron origen al proceso educativo ambiental a nivel internacional y nacional; asimismo se busca explicitar la vigencia de esta propuesta educativa con el contexto histórico-social. En segundo lugar, se sugiere el reconocimiento del proyecto educativo ambiental como un proceso formativo, que requiere incorporar no sólo un componente cognitivo, sino también apropiar un componente actitudinal y ético comprometido con la problemática ambiental.
Finalmente, determinado el marco contextual de la educación ambiental y el carácter formativo como eje orientador de su praxis, se pretende reseñar las concepciones curriculares agenciadas en su práctica, lo cual sugiere superar los diseños o enfoques académico o técnico, para asumir una modernización curricular pertinente al ideal de formación ambiental.

1. Contexto del Proyecto de Educación Ambiental

viernes, 10 de febrero de 2012

4. SOPORTES DE LA EDUCACION AMBIENTAL

La Educación ambiental requiere de tres soportes fundamentales para lograr sus objetivos. De una parte, la investigación que aporta el conocimiento de las condiciones del entorno. De otra la participación ciudadana que le permite orientar la formación de individuos y colectivos para participar en procesos de gestión y en tercer lugar la coordinación interinstitucional e intersectorial que le brinda la posibilidad de unir intereses dispersos para lograr objetivos comunes.

La Investigación

Con el conocimiento del entorno natural, social y cultural, se promueve un proceso hacia el cambio de actitudes, que permite la construcción de una escala de valores, la formación en la responsabilidad y la ética ciudadana y que motiva a la población a tomar decisiones para la solución de los problemas regionales y locales, actuando responsablemente.

Pero estos cambios solo son posibles mediante un conocimiento profundo de la realidad, factible de lograr mediante procesos permanentes de investigación. Por lo cual, la investigación se considera un pilar fundamental en el avance y consolidación de la Educación Ambiental, como propósito nacional.

“La reconstrucción de la armonía entre el hombre y la naturaleza en nuestro país, obviamente implica empezar por conocer las peculiaridades del medio en el cual nos corresponde vivir. Esto lleva a investigaciones científicas independientes, dirigidas a conocer la intrincada realidad natural y nuestro desenvolvimiento social y cultural. Ello puede hacerse dentro del marco de una concepción holística y sistémica que advierta sobre la inconveniencia de generalizar los conocimientos de un fragmento de la realidad a toda ella” (Mora y Fals Borda. 2002:11)

En este contexto, nuestro país, tan rico en diversidad natural y cultural, tiene elementos valiosos que aportar en el tema ambiental, sobre el conocimiento y manejo adecuado de los “Tesoros biológicos y culturales”: la selva amazónica, la diversidad de animales y vegetales o las diversas culturas, fruto de experiencias multimilenarias (Morín, 1993), verdaderas potencialidades regionales. La Universidad en particular puede contribuir con la investigación del medio tropical, la historia de las gentes y su cotidianidad, lo mismo que la recuperación de los mitos y leyendas así como del folclor regional, con el fin de conocer lo que se tiene para valorarlo y defenderlo como patrimonio de las presentes y futuras generaciones.

La Investigación ambiental reconoce el papel del conocimiento tradicional que aportan las comunidades indígenas, así como el “dialogo de saberes”, el cual promueve una perspectiva nueva que abre la investigación a formas diferentes de las consideradas tradicionales y señala herramientas importantes basadas en la participación ciudadana, como son la investigación – acción – participativa.

La interdisciplina y un paso más allá, la transdisciplina, son las formas más acertadas para abordar lo ambiental desde la investigación, pero esto no es fácil, como señala Morin: “Nos enseñaron a hacer cortes y distinciones en el tejido complejo de lo real, a aislar las disciplinas... mientras que hoy la ciencia de la tierra y la ecología muestran que una unificación disciplinaria es posible, los resultados de las ciencias ecológicas nos muestran que contrariamente al dogma de la hiperespecialización, hay un conocimiento organizacional global, que es el único capaz de articular las especialidades complejas” (Morin, 1997:6)

Estamos en mora de adelantar de manera amplia la investigación interdisciplinaria, para adentrarnos en el terreno de la complejidad que nos invita “a afrontar con la mayor valentía posible una visión no reduccionista y no simplificante, explícita y consciente, en la que se acepta que vivimos en un mundo pleno de variables e interrelaciones, que nuestra visión no es nada diferente a una percepción subjetiva, y que lo que llamamos causa es siempre el efecto de algo más, que a su vez está interrelacionado con otras variables” (Carrizosa, 2001:26) y con estas herramientas dar respuestas a los graves problemas que nos aquejan. En palabras de Edgar Morin: “Así, mientras más multidimensionales devienen los problemas, mayor es la incapacidad para pensar su multidimensionalidad; mientras más progresa la crisis, más progresa la incapacidad de pensar la crisis, mientras más planetarios devienen los problemas, más estos devienen impensables. Incapaz de pensar el contexto y el complejo planetario, la inteligencia ciega nos hace inconscientes e irresponsables. Ella deviene mortífera”. (Morin, 1993:187)

Esta nueva perspectiva interdisciplinaria unida al pensamiento complejo, a la vez que facilita el trabajo en red, permite consolidar equipos de investigación con propuestas creativas y novedosas, renovando esquemas tradicionales e incentivando la formación de grupos de investigación que respondan a los retos planteados actualmente, por la sociedad globalizada de hoy.

La Participación

La Constitución de 1991 otorga una serie de derechos a los ciudadanos con sentido democrático, que solamente se pueden ejercer a través de la participación en los asuntos que los afectan individual y colectivamente. La participación es un concepto político que permite a la ciudadanía hacer parte en la toma de decisiones en las diferentes dimensiones que le atañen.

En este sentido, “ la participación constituye un proceso continuo, colectivo y de largo plazo, que debe permitirle a los actores acopiar y procesar la información necesaria y convertirla en decisiones concretas dentro de procesos determinados” (Ministerio del Medio Ambiente, 1999:86)

La información se constituye en elemento importante para la participación, porque la información otorga poder a las comunidades en la toma de decisiones acertadas frente a sus problemas ambientales y les permite cambiar su papel de simples observadores al de actores en la construcción de su propia realidad.

La participación ciudadana busca consolidar procesos de democracia participativa a través de:

  • Veedurías ciudadanas
  • Capacitación comunitaria en acciones populares.
  • Acciones de cumplimiento y de tutela en materia ambiental.

Los derechos colectivos que pertenecen a la amplia categoría de los derechos humanos, son los que reconocen y protegen los intereses de grupos de personas o de la comunidad en general.

El derecho a un ambiente sano, consagrado en la constitución de 1991, se vislumbra como elemento fundamental para garantizar la vida digna de todos los Colombianos. Su adecuada protección permite el desarrollo económico y social presente y futuro de la población y el manejo adecuado de los recursos naturales, logrando su aprovechamiento sin perjudicar el disfrute de los mismos, por parte de las futuras generaciones.

Es deber del Estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, fomentando la educación para el logro de estos fines8.

Se puede participar, mediante derechos colectivos de las siguientes maneras:

  • Denunciando los casos de violación de estos derechos.
  • Utilizando los mecanismos legales para su defensa.
  • Presentando proyectos que los promocionen.

Para una efectiva participación es necesario capacitar en un nuevo modelo de ser ciudadano, que implica su intervención en la identificación del problema, formulación, ejecución, asesoramiento y evaluación de las alternativas de solución, porque son los grupos locales los directamente afectados por los problemas ambientales. En este contexto es posible y necesario que los organismos públicos se articulen con los colectivos organizados, para contribuir a la solución de los distintos problemas ambientales regionales y locales.

Coordinación Interinstitucional e Intersectorial

Un tercer soporte de la Educación Ambiental lo constituye la coordinación Interinstitucional e Intersectorial que permite lograr los mejores resultados, con la concertación de los diferentes sectores e instituciones, uniendo diferentes esfuerzos dispersos alrededor de objetivos comunes.

La descoordinación en las acciones que llevan a cabo las instituciones, ha traído como consecuencia la duplicación de esfuerzos, la poca racionalización de los recursos y la atomización de las actividades.

El manejo de la problemática ambiental es competencia de todos los actores involucrados, por lo cual se requiere de escenarios donde la participación y coordinación, puedan manifestarse a través de la concertación.

El concepto de concertación está íntimamente ligado al de democracia y no se puede desconocer la presencia del conflicto. Existiendo éste, las partes los administran, los negocian y finalmente llegan a acuerdos, a partir de voluntades de consenso, que a su vez implica capacidad para poder renunciar a ciertos intereses individuales, con el objeto de lograr acuerdos compartidos. Es a partir de allí, que es importante la actitud concertadora de los actores, como un elemento de fortalecimiento democrático.

Para adelantar cualquier tipo de trabajo en Educación Ambiental, además del aporte interdisciplinario, se requiere la colaboración de las diferentes instituciones y organizaciones que operan en la región, a quienes cabe la responsabilidad en el manejo adecuado de su entorno. La coordinación interinstitucional e intersectorial permite optimizar los recursos humanos y financieros de las diferentes instituciones y sectores de la sociedad para lograr mejores resultados en los procesos de Educación Ambiental.

3. OBJETIVOS DE LA EDUCACION AMBIENTAL

La Educación ambiental pretende:

· Difundir valores de respeto a todas las formas de vida, contribuir a la convivencia y participación ciudadanas para lograr una gestión racional de los recursos con previsión hacia el futuro.

· Impulsar la investigación, con énfasis en la identificación y evaluación de problemas actuales, para propiciar la construcción de modelos económicos y sociales ambientalmente sustentables.

· Contribuir al cambio cultural desarrollando modelos educativos propios, acordes con las necesidades socio-ambientales, regionales y locales

· Orientar la comprensión de la dimensión desde una visión interdisciplinaria, holística y compleja. ambiental

2. LA EDUCACION AMBIENTAL EN EL CONTEXTO NACIONAL

En Colombia se han adelantado, desde tiempo atrás, actividades en relación a la Educación Ambiental, por parte de Instituciones, organizaciones e individuos, pretendiendo sensibilizar y concienciar a la población sobre los graves problemas ambientales del planeta y del país en particular. Mediante el decreto 1337 del 78, se reglamentaron cursos de Ecología para la educación formal, los cuales sólo se llevaron a cabo en algunos colegios y escuelas del país.
Las propuestas, metodologías y experiencias denotan una gran diversidad de características y criterios que reflejan la complejidad de la problemática que se pretende abordar mediante la Educación Ambiental. Dichas iniciativas han sido dispersas y aisladas y se puede afirmar que la estrategia educativa para el ambiente no ha correspondido a un sistema coherente y organizado que se constituya en eje central de las políticas institucionales y de la vida ciudadana.
Dadas las favorables condiciones que propicia la nueva institucionalidad del país, donde se fortalece el sector ambiental, y los esfuerzos legislativos en materia de Educación ambiental desde la expedición del Código Nacional de Recursos Naturales en 1974, la nueva Constitución de 1991 que establece los parámetros legales que refuerzan el trabajo en Educación Ambiental, así como la ley 99 de 1993, por la cual se crea el Ministerio del Medio Ambiente, la ley General de Educación, 115 del 94, que señala la educación ambiental como obligatoria en la educación formal, la ley 70 de 1993 incorpora la dimensión ambiental en los programas de etnoeducación para comunidades afrocolombianas, actualmente, el Estado y la sociedad civil cuentan con las herramientas que permiten impulsar la Educación Ambiental como propósito nacional.
En 1992, el Ministerio de Educación Nacional firmó un Convenio con el IDEA de la Universidad Nacional de Colombia, mediante el cual se conformó un equipo interdisciplinario, que definió las orientaciones filosóficas, bases conceptuales y metodológicas para iniciar el Programa de Educación Ambiental en todo el país, con el fin de incorporar la dimensión ambiental en la educación básica. Mediante este programa se han implementado Proyectos Ambientales Escolares – PRAES en diferentes regiones del país, los cuales se constituyen en proyectos piloto de Educación Ambiental en concordancia con el Proyecto Educativo Institucional, que establece la Ley General de Educación.
Según la ley 99 del 93 los Ministerios de Educación Nacional y del Medio Ambiente deben coordinar acciones en lo relativo a la Educación Ambiental.
Recientemente, en el mes de julio de 2002, se aprobó por el Consejo Nacional Ambiental, la Política Nacional de Educación Ambiental, concertada entre los Ministerios de Educación Nacional y del Medio Ambiente, lo que significa un gran logro de coordinación interinstitucional e intersectorial, en el tema de la Educación Ambiental.
Como señala la Política de Educación Ambiental, se hace imprescindible que iniciemos el cambio hacia un proyecto civilizador, que en palabras de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, se trata de un nuevo sentido y significado a la vida colectiva de los colombianos, con culturas de paz y convivencia, que debe gestarse con la participación de toda la nación. “Podría afirmarse que el nuevo ciudadano es aquel que está comprometido a participar concertadamente en el proceso continuo de construcción de una nueva cultura, una nueva sociedad, un nuevo país y lo hace consciente que es parte responsable de lo que sucede en el planeta y de lo que ocurrirá en el futuro” (Minambiente, 1999:118).
Para lograr los propósitos de la política de Educación Ambiental la estrategia a seguir hace énfasis en lo integral, es decir, entendemos lo ambiental como un asunto político, económico, social y cultural.

UNIVERSIDAD MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO

1. ANTECEDENTES

1.1. LA EDUCACIÓN AMBIENTAL EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL

A partir de los años sesenta el debate sobre el Medio Ambiente y la necesidad de dar un manejo adecuado a los recursos naturales se hizo evidente.
El libro de la bióloga Rachel Carson, “La Primavera Silenciosa”, publicado en 1962 señaló los peligros que para la salud humana implicaba la agricultura basada en agroquímicos, pesticidas y fungicidas.
El informe del Club de Roma, en 1972, destacó la urgencia de establecer unos límites al consumo, cuestionando el crecimiento ilimitado, implícito en el modelo económico de desarrollo actual.
En 1972 se llevó a cabo por parte de la ONU, la conferencia de Estocolmo sobre Medio Ambiente humano. El aporte fundamental de esta conferencia consistió en vincular la problemática ambiental a la esfera de lo social y cultural, así como relacionarla con la pobreza y destacar la necesidad de proporcionar mayores oportunidades a los países pobres para alcanzar el desarrollo económico. Una de sus recomendaciones contempló establecer un programa internacional de Educación sobre el medio ambiente, de carácter interdisciplinario y que incluyera la Educación formal y no formal.
Dos años después de Estocolmo, en la ciudad mexicana de Cocoyoc, tuvo lugar el seminario convocado por PNUMA – UNESCO sobre “Modelos de Utilización de Recursos Naturales, Medio Ambiente y Estrategias de Desarrollo”, en el cual además de una crítica al estilo de desarrollo actual, se aportaron elementos para la definición de un desarrollo ambiental alternativo. Este desarrollo debía tener como objetivo fundamental al hombre y la satisfacción de sus necesidades básicas.
Más adelante en 1976, la UNESCO propuso en la Conferencia Internacional de Nairobi, la creación del Programa Internacional de Educación Ambiental, liderado por UNESCO y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente - PNUMA. Este programa definió el medio ambiente como la interacción entre el medio social y natural, en el marco de las diversas alternativas de desarrollo.
En 1977 se realizó la primera conferencia internacional sobre Educación Ambiental en Tbilisi, donde se señalaron los elementos para la construcción de métodos integrados acordes con las necesidades de cada región, y se evidenció la necesidad de incluir la Educación Ambiental en la formación de todos los individuos y las sociedades. Esta conferencia marcó la pauta a nivel internacional para la Educación Ambiental.
En 1981 se creó la Red de Formación Ambiental para Latinoamérica, con el auspicio del PNUMA, para propiciar alternativas de formación en la región. En este contexto se llevó a cabo en 1985 el primer seminario sobre Universidad y Medio Ambiente en América Latina y el Caribe, organizado en Bogotá, por la Universidad Nacional de Colombia, el ICFES, LA UNESCO y PNUMA. Resultado De este evento son dos importantes documentos: las diez tesis sobre el medio ambiente en América Latina y la Carta de Bogotá sobre Universidad y Medio Ambiente, que aún hoy sigue vigente por sus relevantes aportes sobre la educación ambiental y el desarrollo.
Posteriormente, el PNUMA y la UNESCO propusieron en el encuentro de Moscú en 1987, algunas estrategias de carácter curricular para implementación de la Educación Ambiental a nivel internacional. En este encuentro se llegó a un consenso respecto a un concepto de Educación Ambiental, como un proceso en el cual los individuos y las colectividades se hacen conscientes de su entorno, para actuar y resolver los problemas presentes y futuros.
La discusión y evaluación de estas estrategias, sus desarrollos y logros en algunas regiones del mundo, fueron objeto del seminario internacional de Capacitación para la incorporación de la Educación Ambiental en el currículo de básica primaria, en Malta 1991, y del seminario para la incorporación en el currículo de Básica secundaria en el Cairo en el año de 1991.
En 1992, la Comunidad Económica Europea, a través de su Programa de Política y acción para el ambiente y desarrollo sostenible, Acción 21, propuso que todos aquellos aspectos relativos al ambiente, incluidos tanto en las Ciencias Naturales como en las Humanas y Sociales, que preparen para la vida práctica, debían ser incorporados a los programas escolares en sus diferentes niveles. Esta propuesta fue aceptada unánimemente en la Conferencia de Río 92. Específicamente, este programa tiene como ejes el desarrollo de la sensibilización, de la formación y educación relativas al ambiente.
ambién en la Conferencia de Río se dio especial relevancia al concepto de sostenibilidad, adoptado para relacionar la educación ambiental con los problemas más acuciantes del desarrollo, dedicando un capítulo de la Agenda 21 a destacar la necesidad de cambiar los hábitos y los valores de las personas en pro del ambiente.
Recientemente la UNESCO ha realizado encuentros donde la Educación Ambiental se ha considerado desde una nueva perspectiva, como la Educación para la población y el Desarrollo. Estos encuentros se han adelantado en Chile en 1994, en Cuba y Paraguay en 1995.
En 1996 se presentó el Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI (1996), el cual señaló los cuatro pilares que deben servir de soporte a la educación para superar las tensiones del mundo actual. Una de estas tensiones es justamente la búsqueda de las identidades nacionales en un mundo cada vez más globalizado. Otra hace relación a la distribución inequitativa de la riqueza. Las otras se refieren a la desigualdad de oportunidades, el miedo y la resistencia al cambio y la tensión entre el desarrollo del conocimiento y las capacidades de asimilación del ser humano. Aquí se destaca la importancia de conocer el medio ambiente para preservarlo como un propósito a lograr para el futuro de la humanidad.
Los cuatro pilares que señala el Informe para la educación se refieren a: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser.
Aprender a Conocer, hacer relación a un proceso de aprendizaje que nos permite entender el entorno en que vivimos para descubrirlo y valorarlo, despertando la curiosidad intelectual y la capacidad de análisis y crítica, así como el placer de descubrir y comprender.
Aprender a Hacer, tiene que ver con el desarrollo de habilidades y destrezas para poner en práctica el conocimiento adquirido. Aprender un oficio para desempeñarnos como seres sociales. Está vinculado con la productividad y el trabajo y hace parte de la política económica y las metas de desarrollo.
Aprender a Vivir Juntos, hace relación a la necesidad de reconocimiento de los otros, de la autoridad, del respeto y valoración a la diferencia, del valor de la diversidad, del diálogo de saberes. Es muy importante como elemento fundamental de la convivencia social y la responsabilidad ciudadana.

Aprender a Ser, nos lleva a un aprendizaje sobre nosotros mismos, sobre nuestra responsabilidad frente al entorno y a los otros. Es la búsqueda del sentido de lo que somos y anhelamos ser, como individuos y como sociedad. Aquí la ética ambiental cobra fuerza al plantear el respeto a todas las formas de vida y la responsabilidad, no sólo con el presente sino con las futuras generaciones.
En el Informe de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI “La Educación Encierra un Tesoro”, se permea la visión de la educación como un proceso a lo largo de las diferentes etapas de la vida, que involucra todos los aspectos del ser humano, de una manera integral y permanente.
La más reciente Conferencia Internacional sobre Educación Ambiental tuvo lugar en Tesalónica, Grecia, en 1997, donde se enfatizó sobre la Educación para la Sostenibilidad.
En el año 2000 se realizó en España la Reunión internacional de Expertos en Educación Ambiental en Santiago de Compostela, organizada por la Xunta de Galicia y la UNESCO, donde se establecieron “Nuevas propuestas para la acción” de cara al siglo XXI.
A nivel Latinoamericano, en México se llevo a acabo en 1997 el II Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental, donde se destacó el carácter político de la misma y el papel de instrumento para alcanzar una sociedad sustentable en lo ambiental y justa en lo social.
En octubre del año 2000 se realizó en Caracas-Venezuela, organizado por el Ministerio del Ambiente y el PNUMA, el III Congreso Iberoamericano sobre Educación Ambiental, bajo el lema Pueblos y Caminos hacia el Desarrollo Sostenible, donde se resaltaron las diferentes perspectivas interculturales en la Educación Ambiental.
Del 26 de Agosto al 4 de septiembre de 2002 se llevó a cabo la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible en Johannesburgo, Sudáfrica. Esta cumbre organizada por las Naciones Unidas, treinta años después de la Conferencia de Estocolmo y diez años después de Río, congregó a más de cien jefes de estado y representantes de ciento noventa países, y de organizaciones no gubernamentales y ambientalistas de todo el planeta.
Después de hacer un balance acerca de los resultados de la Cumbre, podemos señalar que el acuerdo logrado es débil en cuanto a las metas propuestas y los plazos establecidos para cumplirlas. Así mismo el Plan de Acción aprobado es difícil de implementar porque no tiene previstas sanciones por incumplimiento.
Las únicas metas con plazo establecido en el Plan de Acción7, se refieren a la disminución a la mitad de la población sin acceso a saneamiento básico para el año 2015, restauración de los bancos de pesca agotados para el 2015 y reducción del ritmo de extinción de flora y fauna para el año 2010.
La propuesta que lideró Brasil con los países de América Latina y el Caribe, sobre el uso obligatorio de 10% de formas de energía limpias para el año 2010, iniciativa que buscaba incentivar la sustitución de combustibles fósiles, no se aprobó y en el Plan de Acción apenas se menciona una invitación voluntaria a la promoción de fuentes renovables de energía.
En cuanto a la erradicación de la pobreza no hubo ningún avance ni compromiso real en la Cumbre, a pesar de la gran brecha y desigualdad que existe actualmente.
Entre los resultados positivos de la Cumbre se puede señalar el anuncio del apoyo por parte de Rusia y Canadá al protocolo de Kioto que permitirá ponerlo en acción, a pesar de la negativa de Estados Unidos a suscribirlo, quien es responsable del 24% del CO2 mundial y donde las emisiones de gases que ocasionan el efecto invernadero han aumentado un 22% entre los años 1990 y 2000.
En resumen, ante las expectativas de avance hacia la solución de los problemas ambientales que aquejan a la humanidad del siglo XXI, la Cumbre de Johannesburgo se quedó corta.