miércoles, 15 de febrero de 2012

II. MATERIAL SOPORTES LEGALES ECOLOGIA Y EDUCACION AMBIENTAL

 
1. "Reflexiones sobre la formación ambiental"

Morelia Pabón Patiño


Ante el reconocimiento de la sociedad global de los desequilibrios causados sobre el entorno natural, surgió como una alternativa para el logro del desarrollo humano sostenible, emprender la estrategia de la educación ambiental en todos los niveles, conduciendo a la institucionalización de la formación ambiental. Paralelamente desde el campo educativo se inició una construcción conceptual y metodológica que ha permitido realizar programas de educación ambiental, en este contexto se suscita un análisis sobre esta dimensión de la formación integral.
Se trata entonces, de emprender una reflexión sobre la relación del proyecto de formación ambiental, con los enfoques y prácticas educativas adoptadas en su institucionalización. Para este propósito, inicialmente se realiza una presentación de los acuerdos y características básicas concertadas, que dieron origen al proceso educativo ambiental a nivel internacional y nacional; asimismo se busca explicitar la vigencia de esta propuesta educativa con el contexto histórico-social. En segundo lugar, se sugiere el reconocimiento del proyecto educativo ambiental como un proceso formativo, que requiere incorporar no sólo un componente cognitivo, sino también apropiar un componente actitudinal y ético comprometido con la problemática ambiental.
Finalmente, determinado el marco contextual de la educación ambiental y el carácter formativo como eje orientador de su praxis, se pretende reseñar las concepciones curriculares agenciadas en su práctica, lo cual sugiere superar los diseños o enfoques académico o técnico, para asumir una modernización curricular pertinente al ideal de formación ambiental.

1. Contexto del Proyecto de Educación Ambiental

La consideración de la sociedad sobre la necesidad de una educación ambiental data de la década de los años sesenta, asumida como uno de los principios fundamentales para lograr la protección del medio ambiente, al ser evidentes los desequilibrios o daños en los ecosistemas causados por los inadecuados procesos de interacción de la sociedad frente a la naturaleza. La conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio humano celebrada en Estocolmo en 1972 reconoció la necesidad de una acción inmediata dirigida a aumentar la salud ecológica del planeta, y recomienda establecer un Programa Internacional de Educación Ambiental -PIEA-, interdisciplinar, escolar y extraescolar, cubriendo todos los niveles de enseñanza y dirigido a todos los sectores, jóvenes y adultos, con el fin de darles a conocer las acciones que podrán llevar a cabo con los medios a su alcance, para controlar y proteger su medio ambiente. (PIEA-PNUMA, 1980:13). La creciente conciencia de los problemas ambientales se traduce en la incorporación de la educación ambiental en las políticas , programas y estrategias por parte de los Estados.
En el año 1972, es creado el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), establece entre sus objetivos, la conservación de las zonas naturales, la planificación del desarrollo económico y el mejoramiento de la educación con el propósito de atacar la pobreza. En 1975, el Programa Internacional de Educación Ambiental (PIEA) fue puesto en marcha por la UNESCO en colaboración con el PNUMA, como respuesta a la recomendación de la Conferencia de Estocolmo.
Las consideraciones de la comunidad mundial sobre la problemática ambiental, motivan tanto a la UNESCO como al PNUMA a la organización de la Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental, realizada en Tbilisi -URSS- en 1977, allí se formulan los objetivos, principios y estrategias para la educación ambiental. Entendida como:
La reorientación y articulación de las diversas disciplinas y experiencias educativas que facilitan la percepción integrada del medio ambiente, haciendo posible una acción más racional y capaz de responder a las necesidades sociales. Tiene por objetivo transmitir conocimientos, formar valores, desarrollar competencias y comportamientos que puedan favorecer a la comprensión y solución de los problemas ambientales.
Los objetivos de la educación ambiental, definidos en esta conferencia son:
1. Toma de conciencia: ayudar a los grupos sociales a tomar conciencia sobre el medio ambiente en su conjunto y su problemática, contribuyéndoles a sensibilizarse sobre estas cuestiones.
2. Conocimientos: ayudar a los grupos sociales e individuos a adquirir experiencia en distintos campos junto con unos conocimientos básicos sobre el medio ambiente y su problemática.
3. Actitudes: ayudar a los grupos sociales e individuos a adquirir una ética de valores y sentimientos que favorezcan al medio ambiente y motivarlos para que deseen participar activamente en la mejora y protección del medio ambiente.
4. Competencias: ayudar a los grupos sociales e individuos a adquirir las competencias necesarias para identificar y resolver los problemas del medio ambiente.
5. Participación: a los grupos sociales e individuos la posibilidad de contribuir activamente a todos los niveles en la resolución de los problemas del medio ambiente.
La Declaración de Río, sobre Medio Ambiente y Desarrollo (1992), contiene principios básicos para orientar la conducta de la sociedad y las naciones con relación al desarrollo sostenible, entendido como la propuesta para el logro del bienestar de la sociedad humana en una relación armónica con la naturaleza. Asimismo, postula los medios para la puesta en práctica de los principios e identifica como uno de los programas fundamentales: La reorientación de la educación hacia el desarrollo sostenible, el aumento de la conciencia del público y el fomento de la capacitación.
La "Agenda 21" reconoce la labor estratégica de la educación en procura del desarrollo sostenible, determinando como:
La educación es de importancia crítica para promover el desarrollo sostenible y aumentar la capacidad de las poblaciones para abordar las cuestiones ambientales y de desarrollo. Si bien la educación básica sirve de fundamento para la educación en materia de medio ambiente y desarrollo, esta debe incorporarse como parte fundamental del aprendizaje. Tanto la educación académica como la no académica son indispensables para modificar las actitudes de las personas de manera que éstas tengan la capacidad de evaluar los problemas del desarrollo sostenible y abordarlos. La educación es igualmente fundamental para adquirir conciencia, valores y actitudes técnicas y comportamientos ecológicos y éticos en consonancia con el desarrollo sostenible, que favorecen la efectiva participación pública en el proceso de adopción de decisiones. Para ser eficaz, la educación en materia de medio ambiente y desarrollo debe ocuparse de la dinámica del medio físico-biológico y del medio socio-económico y el desarrollo humano, integrarse en todas las disciplinas y utilizar métodos académicos y no académicos y medios efectivos de comunicación.
En Colombia, surgen desde la década del setenta varias acciones lideradas tanto por organizaciones no gubernamentales, como por el sector público, orientadas a impulsar una conciencia ambiental. El Código Nacional de Recursos Naturales Renovables y de Protección del Medio Ambiente, Decreto 2811 de 1974, determina una estrategia educativa en función del desarrollo sostenible, formulando:
El gobierno al reglamentar la educación primaria, secundaria y universitaria, procurará: a) Incluir cursos sobre ecología, preservación ambiental y recursos naturales renovables. b) Fomentar el desarrollo de los estudios interdisciplinarios. c) Promover la realización de las jornadas ambientales con participación de la comunidad, y de campañas de educación popular, en los medios urbanos y rurales para lograr la comprensión de los problemas del ambiente, dentro del ámbito en que se presentan (Art.14).
El Decreto 1337 de 1978, reglamenta el artículo 14 del Código de Recursos Naturales y determina:
El Ministerio de Educación Nacional, en coordinación con la Comisión Asesora para la Educación Ecológica y del Ambiente, incluirá en la programación curricular para los niveles preescolar, básica primaria, básica secundaria, media vocacional, intermedia profesional, educación no formal, y educación de adultos, los componentes sobre ecología, preservación ambiental y recursos naturales renovables.
Así mismo, considera que el componente ambiental para la educación básica secundaria: Se dedicará a profundizar el análisis de problemas ecológicos y a establecer la incidencia de los procesos de desarrollo en el equilibrio de los ecosistemas, conservación y recuperación de los recursos naturales en el contexto de la especialidad escogida por el componente de los dos últimos años de bachillerato diversificado, enfocará los problemas ambientales y de conservación y recuperación de los recursos naturales en el contexto de la especialidad escogida por los estudiantes (Art.5).
A su vez, en lo pertinente a la educación superior, se encarga al ICFES, de las actividades de formación ambiental, promoviendo en las universidades la organización de seminarios sobre ecología, preservación ambiental y recursos naturales renovables, para lo cual se contará con la asesoría del INDERENA (Art. 6). Para la investigación en las universidades, en particular la elaboración de monografías y tesis de grado, se dispuso de la asesoría del INDERENA, para la definición de los temas prioritarios.
La formulación de una serie de normas sobre la protección y conservación del medio ambiente, conforma uno de los mayores logros de la Constitución de 1991, la cual establece en su artículo 67:
La educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social; con ello se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica y a los demás bienes y valores de la cultura. La educación formará al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia; y en la práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección del ambiente.
El compromiso constitucional con los derechos ambientales se expresa en el artículo 79:
Todas las personas tienen derecho a gozar de un ambiente sano. La ley garantizará la participación de la comunidad en las decisiones que puedan afectarlo. Es deber del Estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de especial importancia ecológica y fomentar la educación para el logro de estos fines.
En desarrollo de los principios constitucionales, los documentos COMPES sobre política ambiental en el período 1991-1994, consideran el proceso de educación ambiental como una estrategia fundamental para reducir la problemática ambiental.
La Ley General de Educación, institucionalizó la educación ambiental obligatoria a nivel formal, estableciendo la formulación de Proyectos Ambientales Escolares -PRAES-, los cuales deben considerar la problemática ambiental local y las necesidades de la comunidad. En el sector de la educación no formal se precisa la formulación de los Proyectos Ciudadanos en Educación Ambiental, los PROCEDA. En desarrollo de la Ley de Educación, el Decreto 1743 de 1994, considera como uno de los fines de la educación:
Adquisición de una conciencia para la conservación, protección y mejoramiento del medio ambiente, de la calidad de vida, del uso racional de los recursos naturales, de la prevención de desastres, dentro de una cultura ecológica y del riesgo y defensa del patrimonio cultural de la nación.
Para el logro de los objetivos de la educación básica se establecen áreas obligatorias y fundamentales del conocimiento y de la formación, que necesariamente se tendrán que ofrecer de acuerdo al currículo y al Proyecto Educativo Institucional, una de estas áreas son las ciencias naturales y educación ambiental.

La crisis ambiental es considerada uno de los problemas centrales de la sociedad, a partir de la segunda mitad del siglo XX, al ser evidentes los desequilibrios ecosistémicos causados por el hombre y sus modelos de desarrollo.

En el contexto universitario, la Ley 30 de 1992 identifica como uno de los objetivos de la educación superior y de sus instituciones: Promover la preservación de un medio ambiente sano y fomentar la educación y cultura ecológica. Con el Decreto 585 del 26 de febrero de 1991, se crea en Colciencias el Programa Nacional de Ciencias del Medio Ambiente y de Hábitat, orientado a la investigación sobre el funcionamiento de los ecosistemas y las relaciones hombre-medio ambiente, desde el punto de vista de los asentamientos humanos. Incluye también el conocimiento sobre los recursos naturales y las formas de protegerlos o explotarlos racionalmente. En los elementos considerados para un Plan de Investigaciones, fue propuesto un programa de conceptualización y epistemología ambiental en la formación del ejercicio profesional de las diversas disciplinas. Y crear las condiciones para una formalización de la educación en temas ambientales a nivel profesional y de especialización (Colciencias, 1993; XI, 249).
La Ley 99 de 1993, crea el Ministerio del Medio Ambiente, asumiendo como una de sus funciones, el
Adoptar conjuntamente con el Ministerio de Educación Nacional, a partir de enero de 1995, los planes y programas docentes y el pensum que los distintos niveles de la educación nacional se adelantarán en relación con el medio ambiente y los recursos naturales renovables, promover con dicho ministerio programas de divulgación y educación no formal."
En consecuencia, el Ministerio del Medio Ambiente coordinadamente con el Ministerio de Educación, orientan el programa de Educación Ambiental como parte integral de la formación de los individuos.
2. El ideal de formación ambiental
Todo proyecto educativo (1) comporta un modelo pedagógico (2) concebido como un constructo teórico y de interacción en un contexto específico que alimenta una perspectiva futura de formación y se construye para concretar propósitos e intencionalidades referidas a un proyecto de sociedad, de cultura y de educación. Un ideal de formación es coherente con un determinado desarrollo histórico social, infiriéndose un fundamento de historicidad del proyecto educativo y sus propósitos de formación. En este sentido, puede sugerirse que la formación ambiental hace parte de la cultura contemporánea, integrada con las dimensiones humanista, ética, estética, científica, tecnológica y política.
La crisis ambiental es considerada uno de los problemas centrales de la sociedad, a partir de la segunda mitad del siglo XX, al ser evidentes los desequilibrios ecosistémi-cos causados por el hombre y sus modelos de desarrollo. Paralelamente al reconocimiento de este hecho histórico, surgió la alternativa de la educación ambiental como una estrategia de superación y logro de un desarrollo humano sostenible.
La vigencia de un ideal de formación ambiental en los umbrales del siglo XXI, se ratifica en el Informe Delors, que en el marco de un programa de educación mundial, considera un principio fundamental:
Preservar la ecología del planeta de las destrucciones irreflexivas y de la explotación salvaje y enriquecerla en beneficio de las generaciones que aún no han nacido.» Asimismo precisa «Las experiencias muestran que hay que buscar y promover la integración de los conocimientos y los valores, para implantar una sociedad más humanista, crear un sentido más vigoroso de la responsabilidad para con el medio ambiente local, nacional y mundial (Delors, 1996: 260-271). El ideal de formación ambiental en la sociedad actual, ha sido ratificado en una serie de conferencias mundiales para prospectar la educación del tercer milenio.
Asimismo, la visión prospectiva de la formación, demanda en un escenario futuro de la persistencia de la educación ambiental. La previsión de este carácter permanente atiende la observación de Kant, en función del cual
Un principio de arte de la educación, que en particular debería tener presente los hombres que hacen sus planes es que no se debe educar los niños conforme al presente, sino conforme a un estado mejor, posible en lo futuro, de la especie humana; es decir conforme a la idea de humanidad y de su completo destino. Este principio es de mayor importancia (Kant, 1993:36).
La naturaleza compleja de la formación ambiental, trasciende el componente cognitivo del sistema ambiental, en sus componentes biofísicos y socioculturales; igualmente requiere desarrollar nuevas actitudes y comportamientos frente al entorno. En consecuencia, implica la formación de un ciudadano que observe los valores de la solidaridad, la autonomía, el respeto a la diversidad y a la naturaleza. Esta concepción de la formación ambiental integra el plano cognitivo sobre los fenómenos ambientales, e incluye una ética frente a la naturaleza que logre suscitar acciones y comportamientos adecuados.
Una perspectiva integral de formación, estimula a conocer las corrientes de pensamiento que han contribuido a su conceptualización. En la cultura griega según Werner Jaeger, De la educación, se distingue la formación del hombre, mediante la creación de un tipo ideal íntimamente coherente y claramente determinado. La educación no es posible sin que se ofrezca al espíritu una imagen del hombre tal como debe ser». (Jaeger,1997:19), en este sentido se plantea la formación como la esencia de la educación.
En la tradición alemana, se establece una distinción entre formación (Bildung) y educación (Erziebung), se señala como la educación es entendida como consciente ayuda pedagógica para hacer posible la formación del individuo, la una conduce a la otra en este caso la educación conduce a la formación. En consecuencia la formación es el propósito central de la educación. Para Kant, la educación práctica o moral es aquella mediante la cual el hombre debe ser formado para poder vivir, como un ser que obra libremente. Es así, como la razón práctica se asume como un ámbito de la acción humana en la autonomía y la mayoría de edad, como sujeto que piensa y conoce.
Gadamer, reconoce en el contenido de la palabra formación un sentido antiguo, relacionado con la «formación natural» que designa la manifestación o forma externa. En un nuevo concepto, precisa: formación pasa a ser algo estrechamente vinculado al concepto de cultura y designa en primer lugar el modo específicamente humano de dar forma a las disposiciones y capacidades del hombre (Gadamer, 1997: 38-39). La tradición humanista en el concepto de formación, igualmente incorpora un reconocimiento del sentido histórico, estético y comunitario. Se reconoce en la tradición griega y alemana de pensamiento, una concepción humanista e integral de la formación; de esta tendencia conceptual se puede derivar una pertinente orientación de la formación ambiental.
En el campo de la educación colombiana Mario Díaz, considera como la formación de una parte se constituye en
El proceso de generación y desarrollo de competencias especializadas que producen diferencias de especialización entre los individuos. Por otra parte se refiere a la inserción del estudiante en formas legítimas de conducta, carácter y maneras, a través de la legitimación de ciertas prácticas, procedimientos y juicios, que intentan producir un orden interno o subjetivo. En este caso, se considera que la formación está cruzada por una dimensión ético-política. Así entendida la formación, integraría dos componentes interrelacionadamente de carácter institucional relacionada con los conocimientos seleccionados en el currículo y uno regulativo, que legitima nociones aceptables de conducta, cumple una función simbólica pues es fuente de valores (Díaz, 1998: 31).
La educación ambiental, como proceso de formación integral, requiere una dimensión cognitiva, con la apropiación del conocimiento de la relación sociedad-naturaleza en sus componentes socio-culturales y biofísicos, que permiten a nivel individual y colectivo racionalizar e interpretar la compleja realidad ambiental y sus problemas. Una segunda dimensión, orientada a desarrollar un aspecto actitudinal y normativo que posibilita la construcción de una escala ética valorativa frente a las relaciones ambientales y los problemas que afectan el desarrollo sostenible.
3. El proceso curricular de la formación ambiental
Desde la perspectiva educativa pueden establecerse diversas concepciones y diseños curriculares. La reflexión sobre la educación ambiental nos inscribe en un referente curricular -asumiendo el concepto de currículum- postulado por Stenhouse: Como un intento de comunicar los principios esenciales de una propuesta educativa de tal forma que quede abierta al escrutinio crítico y pueda ser traducida efectivamente a la práctica. Indudablemente, como lo afirma Kemis esta definición enfatiza el currículum como un tipo de «Puente» entre los principios y la práctica educativa, y las actividades para relacionar conscientemente ambos, así como para revisar los vínculos entre ellos. (Kemis, 1993: 28-29). El análisis exploratorio se orienta a relacionar las prácticas curriculares asumidas en los proyectos educativos ambientales.
El Programa Internacional de Educación Ambiental (PIEA), considera
La educación ambiental como un proceso permanente, en el cual los individuos y las colectividades toman conciencia sobre el ambiente y sobre los conocimientos, los valores, las competencias, la experiencia y la voluntad que les permite actuar individual y colectivamente, para resolver los problemas actuales y futuros del ambiente.
En este marco conceptual se han suscitado variadas concepciones y diseños curricu-lares.
En un estudio sobre el PIEA de la UNESCO, Lucien Sauvé de la Universidad de Quebec pudo constatar en el análisis del discurso teórico sobre la educación ambiental, diversas interpretaciones en torno a las cuales se desarrollan opciones pedagógicas. Se han identificado seis concepciones paradigmá-ticas sobre el ambiente: el ambiente, como problema (para solucionar), el ambiente como recurso (para administrar), el ambiente como naturaleza (para admirar, respetar, preservar), el ambiente como biosfera (para vivir juntos por mucho tiempo), el ambiente como lugar de vida (para conocer, aprovechar) y el ambiente como comunidad (para participar) (Sauvé L., 1995; 19-31).
El estudio realizado al respecto por Vidart, evidenció
El ejercicio de una tendencia de la educación ambiental, restringida, específica, reducida a una materia más del currículum, así concebida apunta al conocimiento y conservación de los ecosistemas, a los peligros de la contaminación y a la instauración de una ética filantrópica que contempla a la naturaleza como un ente pasivo y ejemplar, avasallado por las obras del hombre, el ser activo y destructor por excelencia. La ecología es una asignatura, entre muchas, un comportamiento estanco más de los que fragmentan la realidad única. (Vidart, 1976: 177).
Asimismo, un examen de las perspectivas pedagógicas de la educación ambiental realizado por Augusto Ángel ha encontrado que la dimensión ambiental tiene diferentes concepciones y horizontes de interpretación que definen orientaciones y metodologías de enseñanza. La tendencia ecologista, ha profundizado en las leyes articuladas del ecosistema, plantea el proceso educativo como una ampliación del currículum, de tal manera que aborde los procesos ecosistémicos. La perspectiva tecnológica se confunde por lo general con los problemas técnicos planteados por los efectos contaminantes de la actividad humana, la ingeniería ambiental o sanitaria se ha especializado en este tipo de enfoques y se preocupa por la capacitación en las habilidades técnicas que puedan corregir los impactos sobre el medio. Desde la ciencia económica, surge la contradicción que conlleva al crecimiento económico frente a los límites externos de la producción económica en términos ambientales. Así, la economía neoclásica ve la educación ambiental como una incorporación al currículum, de las externalidades, a fin de que los efectos sobre el ambiente se manifiesten en el estudio del mercado (Ángel, 1990: 1271-128),
Finalmente, la OEI observa como a nivel iberoamericano, la educación ambiental se ha convenido en un campo de la pedagogía intensamente explorado a partir de los años sesenta, iniciado remotamente con el cuidado y conservación de la naturaleza, hasta lograr su institucionalización y ligarse al logro del desarrollo sostenible. Pasando de una concepción conservacionista, a una holística que supera la visión unidiscipli-nar, un currículo compartimentado a una perspectiva transdisciplinar, avanzando del concepto de ambiente referido solo al medio natural, a una concepción compleja que comprende igualmente el medio social y económico; transmitiendo conocimientos relacionados con el medio, pero también valores y por lo tanto comportamientos y actitudes, poniendo en contacto los problemas ambientales con el sistema económico de mercado y con los modelos de desarrollo. (OEI, Revista No. 11, 1996: 2).
En este marco referencial se vislumbra la existencia de una tensión entre los principios acordados en Tbilisi, con las prácticas curriculares academicista y técnica, sólo se podrá legitimar una concepción curricular alternativa en la medida en que se evidencien las debilidades estimuladas por estos enfoques en la praxis cotidiana de la educación ambiental, y se oriente a lograr coherencia entre la práctica educativa y los propósitos acordados para su formación.
Desde una concepción academicista o tradicional del currículo, centrado en los contenidos, la práctica educativa se ha localizado en la enseñanza disciplinaria, como un proceso que tiene que ver exclusivamente con la adquisición de conocimientos. El proceso cognitivo es el eje de la preocupación y orientación de la acción educativa. Esta concepción se suele expresar en el diseño curricular asignaturista del «Plan de Estudios» con una estructura rígida desde el cual cada disciplina se convierte en compartimento desarticulado a los propósitos de formación integral.
A la concepción academicista, corresponde la práctica de la educación ambiental reducida a una asignatura dentro del currículo: economía ambiental, saneamiento ambiental, impacto ambiental o ecología en la generalidad. Esta segmentación propende por un reduccionismo que en la mayoría de los casos obedece a una visión biocéntrica y conservacionista, en la cual el hombre, es un elemento más de la naturaleza; sutilmente la educación ambiental puede desviarse hacia este enfoque, en la medida que la reglamentación de la Ley 115, circunscribe la educación ambiental dentro del área de Ciencias Naturales. Del mismo modo, desde el enfoque academicista, se ejecutan proyectos de educación ambiental en el campo de las Ciencias Sociales, particularmente de la geografía, asumiendo en forma prevaleciente una perspectiva ambiental antropo céntrica, en ella el hombre ocupa la cima de la evolución, y el entorno natural le proporciona el fundamento material para su ininterrumpido desarrollo productivo.
Estas dos visiones ambientales tienen como rasgo distintivo el reduccionismo ambiental y la perspectiva curricular academicista. Frente a este enfoque emerge una concepción del sistema ambiental, como un sistema complejo en el cual se presentan relaciones de interdependencia entre los subsistemas natural, social y construido, que obliga a la educación ambiental a emplear nuevas perspectivas conceptuales y metodológicas coherentes a la naturaleza ambiental y al proyecto de formación.
De otra parte, a la concepción técnica del currículo corresponde un modelo tecnológico de diseño, en el cual el énfasis fundamental son los objetivos. La práctica educativa se ajusta al logro de las metas o propósitos técnicamente elaborados, haciendo caso omiso de los propósitos de formación, la educación bajo este enfoque positivista instrumental es pensada desde niveles técnicos y mecanicistas, los actores fundamentales del proceso formativo - docentes y estudiantes -, ven diluir la acción consciente del proceso formativo en una red de objetivos y actividades diseñadas para su logro, que se convierte en el centro de la actividad escolar.
Este enfoque curricular está muy relacionado con los paquetes de educación ambiental diseñados por grupos técnicos, donde se privilegia la técnica planificada y operativa, sobre la formación y la resolución de problemas. Igualmente a este enfoque, no le es ajena la actividad profesionalizante encaminada a preparar personal técnico para la demanda de ocupaciones relacionadas con las tecnologías ambientales, allí la educación se circunscribe a capacitar el personal solicitado por el mercado del trabajo; pero no se logra un propósito de formación. La escuela y la educación se convierten en un instrumento de la reproducción social y cultural.
Esta aproximación inicial sobre algunas prácticas pedagógicas de la educación ambiental, permite evidenciar algunas limitaciones que obstaculizan la realización de los objetivos y principios acordados por la sociedad global. En ese sentido un propósito fundamental de estudio es contribuir al proceso de construcción de alternativas, realizando etapas sucesivas de exploración y análisis, en esta reflexión preliminar se sugieren algunas características relevantes para un proceso de formación ambiental, sin desconocer que la construcción de un proyecto alternativo demanda además de reorientar el enfoque curricular y meto-dológico, reorganización institucional y de colectivos académicos, un proyecto permanente de formación docente, seguimiento y evaluación de los programas educativos. Presentadas estas aclaraciones previas, se cree que una significativa alternativa curricular es emprender la formación ambiental a partir de núcleos problemáticos o resolución de problemas, en el contexto de los Proyectos Ambientales Escolares -PRAES- o institucionales, en el caso de la educación superior. Es relevante en el proceso de acreditación previa y trabajo curricular adelantado actualmente por las Facultades de Educación, y las Escuelas Normales, considerar la formación ambiental de los educadores, la cual debe ser integrada como un componente básico en el proyecto curricular alternativo.
La organización de la formación ambiental por la vía de la resolución de problemas, da origen a varias posibilidades:
1. La participación de la comunidad educativa en la resolución de problemas ambientales de su contexto local, este escenario permite que la participación y la práctica adquieran sentido, al inscribirse en la realidad a la cual se pertenece.

Desde una concepción academicista o tradicional del currículo, centrado en los contenidos, la práctica educativa se ha localizado en la enseñanza disciplinaria, como un proceso que tiene que ver exclusivamente con la adquisición de conocimientos.

2. Generación de un trabajo interdisciplinario, que posibilita la construcción de un pensamiento complejo y un acercamiento al conocimiento sistémico de la realidad ambiental, igualmente fomenta el trabajo en equipo y la construcción de colectivos académicos.
3. Un desarrollo de las capacidades conceptuales, afectivas y actitudinales, desarrolla competencias para identificar problemas relevantes del entorno, desarrollar iniciativas, imaginar o crear alternativas viables, tomar decisiones y planificar y realizar actividades. El acercamiento al saber popular y al sentido común da la posibilidad de integrarlos a la formalización conceptual.
4. La factibilidad de que la comunidad educativa interactue con la comunidad y el sector gubernamental logrando superar el aislamiento recurrente de los centros educativos frente a la sociedad, para convertirse en un actor social válido en los procesos de reconstrucción del tejido social.
5. La construcción de una conciencia moral, que en una mediación dialógica con los actores y proyectos sociales, permiten construir una ética social, como un compromiso con el entorno natural y social incorporado al proyecto de vida.
Conclusiones
Ante la diversidad de concepciones curriculares en relación con la educación ambiental, surge la posibilidad de un curriculum centrado en resolución de problemas, definido en el contexto del proyecto educativo ambiental, el cual sirve de base para la realización de un proceso formativo, construido a partir de un componente cognitivo, que propicie el conocimiento de la naturaleza compleja del sistema ambiental y la interdependencia de los elementos biofísicos, económicos, políticos y sociales; e igualmente de un componente regulativo o actitudinal, en forma tal que se estimule la actitud ética social, la participación responsable y comprometida, provocando comportamientos coherentes con la superación de la problemática ambiental y procurando un desarrollo humano sostenible, en concordancia con los objetivos y principios acordados para el Programa internacional de Educación Ambiental -PIEA-. Finalmente, se considera que la consecución de este proyecto requiere incorporar la dimensión ambiental, como un propósito de formación de los educadores.
NOTAS
(1) «La visión de proyecto como estrategia cultural, centra su interés en éste como proceso dinámico con sentido histórico, que permite articular en torno suyo el quehacer educativo... relieva la importancia del proyecto en tanto que posibilita a los protagonistas pensar em educación: sus proyectos, sus programas,su gestión». NIÑO, Libia, et al. Evaluación, proyecto educativo y descentralización en la educación. Bogotá: U.P.N., 1995.
(2) Se entiende por modelo pedagógico, la relación flexible, dinámica, dialéctica, entre contenidos, fines, maestros, alumnos y métodos. También en los modelos hay fundamentos: ético, pedagógico y político.
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