1. "Reflexiones sobre la formación
ambiental"
Morelia Pabón Patiño
Ante el reconocimiento de la
sociedad global de los desequilibrios causados sobre el entorno natural, surgió
como una alternativa para el logro del desarrollo humano sostenible, emprender
la estrategia de la educación ambiental en todos los niveles, conduciendo a la
institucionalización de la formación ambiental. Paralelamente desde el campo
educativo se inició una construcción conceptual y metodológica que ha permitido
realizar programas de educación ambiental, en este contexto se suscita un
análisis sobre esta dimensión de la formación integral.
Se trata entonces, de emprender una
reflexión sobre la relación del proyecto de formación ambiental, con los
enfoques y prácticas educativas adoptadas en su institucionalización. Para este
propósito, inicialmente se realiza una presentación de los acuerdos y
características básicas concertadas, que dieron origen al proceso educativo
ambiental a nivel internacional y nacional; asimismo se busca explicitar la
vigencia de esta propuesta educativa con el contexto histórico-social. En
segundo lugar, se sugiere el reconocimiento del proyecto educativo ambiental
como un proceso formativo, que requiere incorporar no sólo un componente
cognitivo, sino también apropiar un componente actitudinal y ético comprometido
con la problemática ambiental.
Finalmente, determinado el marco
contextual de la educación ambiental y el carácter formativo como eje
orientador de su praxis, se pretende reseñar las concepciones curriculares
agenciadas en su práctica, lo cual sugiere superar los diseños o enfoques
académico o técnico, para asumir una modernización curricular pertinente al
ideal de formación ambiental.
1. Contexto del Proyecto de
Educación Ambiental
La consideración de la sociedad sobre la necesidad de
una educación ambiental data de la década de los años sesenta, asumida como uno
de los principios fundamentales para lograr la protección del medio ambiente,
al ser evidentes los desequilibrios o daños en los ecosistemas causados por los
inadecuados procesos de interacción de la sociedad frente a la naturaleza. La
conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio humano celebrada en Estocolmo
en 1972 reconoció la necesidad de una acción inmediata dirigida a aumentar la
salud ecológica del planeta, y recomienda establecer un Programa Internacional
de Educación Ambiental -PIEA-, interdisciplinar, escolar y extraescolar,
cubriendo todos los niveles de enseñanza y dirigido a todos los sectores,
jóvenes y adultos, con el fin de darles a conocer las acciones que podrán
llevar a cabo con los medios a su alcance, para controlar y proteger su medio
ambiente. (PIEA-PNUMA, 1980:13). La creciente conciencia de los problemas
ambientales se traduce en la incorporación de la educación ambiental en las
políticas , programas y estrategias por parte de los Estados.
En el año 1972, es creado el Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), establece entre sus objetivos, la
conservación de las zonas naturales, la planificación del desarrollo económico
y el mejoramiento de la educación con el propósito de atacar la pobreza. En
1975, el Programa Internacional de Educación Ambiental (PIEA) fue puesto en
marcha por la UNESCO en colaboración con el PNUMA, como respuesta a la recomendación
de la Conferencia de Estocolmo.
Las consideraciones de la comunidad mundial sobre la
problemática ambiental, motivan tanto a la UNESCO como al PNUMA a la
organización de la Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental,
realizada en Tbilisi -URSS- en 1977, allí se formulan los objetivos, principios
y estrategias para la educación ambiental. Entendida como:
La reorientación y articulación de
las diversas disciplinas y experiencias educativas que facilitan la percepción
integrada del medio ambiente, haciendo posible una acción más racional y capaz
de responder a las necesidades sociales. Tiene por objetivo transmitir
conocimientos, formar valores, desarrollar competencias y comportamientos que
puedan favorecer a la comprensión y solución de los problemas ambientales.
Los objetivos de la educación ambiental, definidos en
esta conferencia son:
1. Toma de conciencia: ayudar a los grupos sociales a
tomar conciencia sobre el medio ambiente en su conjunto y su problemática,
contribuyéndoles a sensibilizarse sobre estas cuestiones.
2. Conocimientos: ayudar a los grupos sociales e
individuos a adquirir experiencia en distintos campos junto con unos
conocimientos básicos sobre el medio ambiente y su problemática.
3. Actitudes: ayudar a los grupos sociales e
individuos a adquirir una ética de valores y sentimientos que favorezcan al
medio ambiente y motivarlos para que deseen participar activamente en la mejora
y protección del medio ambiente.
4. Competencias: ayudar a los grupos sociales e individuos
a adquirir las competencias necesarias para identificar y resolver los
problemas del medio ambiente.
5. Participación: a los grupos sociales e individuos
la posibilidad de contribuir activamente a todos los niveles en la resolución
de los problemas del medio ambiente.
La Declaración de Río, sobre Medio Ambiente y
Desarrollo (1992), contiene principios básicos para orientar la conducta de la
sociedad y las naciones con relación al desarrollo sostenible, entendido como
la propuesta para el logro del bienestar de la sociedad humana en una relación
armónica con la naturaleza. Asimismo, postula los medios para la puesta en
práctica de los principios e identifica como uno de los programas
fundamentales: La reorientación de la educación hacia el desarrollo
sostenible, el aumento de la conciencia del público y el fomento de la
capacitación.
La "Agenda 21" reconoce la labor estratégica
de la educación en procura del desarrollo sostenible, determinando como:
La educación es de importancia
crítica para promover el desarrollo sostenible y aumentar la capacidad de las
poblaciones para abordar las cuestiones ambientales y de desarrollo. Si bien la
educación básica sirve de fundamento para la educación en materia de medio
ambiente y desarrollo, esta debe incorporarse como parte fundamental del
aprendizaje. Tanto la educación académica como la no académica son
indispensables para modificar las actitudes de las personas de manera que éstas
tengan la capacidad de evaluar los problemas del desarrollo sostenible y abordarlos.
La educación es igualmente fundamental para adquirir conciencia, valores y
actitudes técnicas y comportamientos ecológicos y éticos en consonancia con el
desarrollo sostenible, que favorecen la efectiva participación pública en el
proceso de adopción de decisiones. Para ser eficaz, la educación en materia de
medio ambiente y desarrollo debe ocuparse de la dinámica del medio
físico-biológico y del medio socio-económico y el desarrollo humano, integrarse
en todas las disciplinas y utilizar métodos académicos y no académicos y medios
efectivos de comunicación.
En Colombia, surgen desde la década del setenta varias
acciones lideradas tanto por organizaciones no gubernamentales, como por el
sector público, orientadas a impulsar una conciencia ambiental. El Código
Nacional de Recursos Naturales Renovables y de Protección del Medio Ambiente,
Decreto 2811 de 1974, determina una estrategia educativa en función del
desarrollo sostenible, formulando:
El gobierno al reglamentar la
educación primaria, secundaria y universitaria, procurará: a) Incluir cursos
sobre ecología, preservación ambiental y recursos naturales renovables. b)
Fomentar el desarrollo de los estudios interdisciplinarios. c) Promover la
realización de las jornadas ambientales con participación de la comunidad, y de
campañas de educación popular, en los medios urbanos y rurales para lograr la
comprensión de los problemas del ambiente, dentro del ámbito en que se
presentan (Art.14).
El Decreto 1337 de 1978, reglamenta el artículo 14 del
Código de Recursos Naturales y determina:
El Ministerio de Educación Nacional,
en coordinación con la Comisión Asesora para la Educación Ecológica y del
Ambiente, incluirá en la programación curricular para los niveles preescolar,
básica primaria, básica secundaria, media vocacional, intermedia profesional,
educación no formal, y educación de adultos, los componentes sobre ecología,
preservación ambiental y recursos naturales renovables.
Así mismo, considera que el componente ambiental para
la educación básica secundaria: Se dedicará a profundizar el
análisis de problemas ecológicos y a establecer la incidencia de los procesos
de desarrollo en el equilibrio de los ecosistemas, conservación y recuperación
de los recursos naturales en el contexto de la especialidad escogida por el
componente de los dos últimos años de bachillerato diversificado, enfocará los
problemas ambientales y de conservación y recuperación de los recursos
naturales en el contexto de la especialidad escogida por los estudiantes (Art.5).
A su vez, en lo pertinente a la educación superior, se
encarga al ICFES, de las actividades de formación ambiental, promoviendo en las
universidades la organización de seminarios sobre ecología, preservación
ambiental y recursos naturales renovables, para lo cual se contará con la
asesoría del INDERENA (Art. 6). Para la investigación en las universidades, en
particular la elaboración de monografías y tesis de grado, se dispuso de la
asesoría del INDERENA, para la definición de los temas prioritarios.
La formulación de una serie de normas sobre la
protección y conservación del medio ambiente, conforma uno de los mayores
logros de la Constitución de 1991, la cual establece en su artículo 67:
La educación es un derecho de la
persona y un servicio público que tiene una función social; con ello se busca
el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica y a los demás bienes y
valores de la cultura. La educación formará al colombiano en el respeto a los
derechos humanos, a la paz y a la democracia; y en la práctica del trabajo y la
recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la
protección del ambiente.
El compromiso constitucional con los derechos
ambientales se expresa en el artículo 79:
Todas las personas tienen derecho a
gozar de un ambiente sano. La ley garantizará la participación de la comunidad
en las decisiones que puedan afectarlo. Es deber del Estado proteger la
diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de especial importancia
ecológica y fomentar la educación para el logro de estos fines.
En desarrollo de los principios constitucionales, los
documentos COMPES sobre política ambiental en el período 1991-1994, consideran
el proceso de educación ambiental como una estrategia fundamental para reducir
la problemática ambiental.
La Ley General de Educación, institucionalizó la
educación ambiental obligatoria a nivel formal, estableciendo la formulación de
Proyectos Ambientales Escolares -PRAES-, los cuales deben considerar la
problemática ambiental local y las necesidades de la comunidad. En el sector de
la educación no formal se precisa la formulación de los Proyectos Ciudadanos en
Educación Ambiental, los PROCEDA. En desarrollo de la Ley de Educación, el Decreto
1743 de 1994, considera como uno de los fines de la educación:
Adquisición de una conciencia para
la conservación, protección y mejoramiento del medio ambiente, de la calidad de
vida, del uso racional de los recursos naturales, de la prevención de desastres,
dentro de una cultura ecológica y del riesgo y defensa del patrimonio cultural
de la nación.
Para el logro de los objetivos de la educación básica
se establecen áreas obligatorias y fundamentales del conocimiento y de la
formación, que necesariamente se tendrán que ofrecer de acuerdo al currículo y
al Proyecto Educativo Institucional, una de estas áreas son las ciencias
naturales y educación ambiental.
La crisis ambiental es considerada uno de los problemas centrales de la
sociedad, a partir de la segunda mitad del siglo XX, al ser evidentes los
desequilibrios ecosistémicos causados por el hombre y sus modelos de
desarrollo.
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En el contexto universitario, la Ley 30 de 1992
identifica como uno de los objetivos de la educación superior y de sus
instituciones: Promover la preservación de un medio ambiente sano y fomentar la
educación y cultura ecológica. Con el Decreto 585 del 26 de febrero de 1991, se
crea en Colciencias el Programa Nacional de Ciencias del Medio Ambiente y de
Hábitat, orientado a la investigación sobre el funcionamiento de los
ecosistemas y las relaciones hombre-medio ambiente, desde el punto de vista de
los asentamientos humanos. Incluye también el conocimiento sobre los recursos
naturales y las formas de protegerlos o explotarlos racionalmente. En los
elementos considerados para un Plan de Investigaciones, fue propuesto un
programa de conceptualización y epistemología ambiental en la formación del
ejercicio profesional de las diversas disciplinas. Y crear las condiciones para
una formalización de la educación en temas ambientales a nivel profesional y de
especialización (Colciencias, 1993; XI, 249).
La Ley 99 de 1993, crea el Ministerio del Medio
Ambiente, asumiendo como una de sus funciones, el
Adoptar conjuntamente con el
Ministerio de Educación Nacional, a partir de enero de 1995, los planes y
programas docentes y el pensum que los distintos niveles de la educación
nacional se adelantarán en relación con el medio ambiente y los recursos
naturales renovables, promover con dicho ministerio programas de divulgación y
educación no formal."
En consecuencia, el Ministerio del Medio Ambiente
coordinadamente con el Ministerio de Educación, orientan el programa de
Educación Ambiental como parte integral de la formación de los individuos.
2. El ideal de formación ambiental
Todo proyecto educativo (1) comporta un modelo
pedagógico (2) concebido como un constructo teórico y de interacción en un
contexto específico que alimenta una perspectiva futura de formación y se
construye para concretar propósitos e intencionalidades referidas a un proyecto
de sociedad, de cultura y de educación. Un ideal de formación es coherente con
un determinado desarrollo histórico social, infiriéndose un fundamento de
historicidad del proyecto educativo y sus propósitos de formación. En este
sentido, puede sugerirse que la formación ambiental hace parte de la cultura
contemporánea, integrada con las dimensiones humanista, ética, estética,
científica, tecnológica y política.
La crisis ambiental es considerada uno de los
problemas centrales de la sociedad, a partir de la segunda mitad del siglo XX,
al ser evidentes los desequilibrios ecosistémi-cos causados por el hombre y sus
modelos de desarrollo. Paralelamente al reconocimiento de este hecho histórico,
surgió la alternativa de la educación ambiental como una estrategia de
superación y logro de un desarrollo humano sostenible.
La vigencia de un ideal de formación ambiental en los
umbrales del siglo XXI, se ratifica en el Informe Delors, que en el marco de un
programa de educación mundial, considera un principio fundamental:
Preservar la ecología del planeta de
las destrucciones irreflexivas y de la explotación salvaje y enriquecerla en
beneficio de las generaciones que aún no han nacido.» Asimismo precisa «Las
experiencias muestran que hay que buscar y promover la integración de los
conocimientos y los valores, para implantar una sociedad más humanista, crear
un sentido más vigoroso de la responsabilidad para con el medio ambiente local,
nacional y mundial (Delors,
1996: 260-271). El ideal de formación ambiental en la sociedad actual, ha sido
ratificado en una serie de conferencias mundiales para prospectar la educación
del tercer milenio.
Asimismo, la visión prospectiva de la formación,
demanda en un escenario futuro de la persistencia de la educación ambiental. La
previsión de este carácter permanente atiende la observación de Kant, en
función del cual
Un principio de arte de la
educación, que en particular debería tener presente los hombres que hacen sus
planes es que no se debe educar los niños conforme al presente, sino conforme a
un estado mejor, posible en lo futuro, de la especie humana; es decir conforme
a la idea de humanidad y de su completo destino. Este principio es de mayor
importancia (Kant, 1993:36).
La naturaleza compleja de la formación ambiental,
trasciende el componente cognitivo del sistema ambiental, en sus componentes
biofísicos y socioculturales; igualmente requiere desarrollar nuevas actitudes
y comportamientos frente al entorno. En consecuencia, implica la formación de
un ciudadano que observe los valores de la solidaridad, la autonomía, el
respeto a la diversidad y a la naturaleza. Esta concepción de la formación
ambiental integra el plano cognitivo sobre los fenómenos ambientales, e incluye
una ética frente a la naturaleza que logre suscitar acciones y comportamientos
adecuados.
Una perspectiva integral de formación, estimula a
conocer las corrientes de pensamiento que han contribuido a su
conceptualización. En la cultura griega según Werner Jaeger, De la educación,
se distingue la formación del hombre, mediante la creación de un tipo ideal
íntimamente coherente y claramente determinado. La educación no es posible sin
que se ofrezca al espíritu una imagen del hombre tal como debe ser».
(Jaeger,1997:19), en este sentido se plantea la formación como la esencia de la
educación.
En la tradición alemana, se establece una distinción
entre formación (Bildung) y educación (Erziebung), se señala como la educación
es entendida como consciente ayuda pedagógica para hacer posible la formación
del individuo, la una conduce a la otra en este caso la educación conduce a la
formación. En consecuencia la formación es el propósito central de la
educación. Para Kant, la educación práctica o moral es aquella mediante la cual
el hombre debe ser formado para poder vivir, como un ser que obra libremente.
Es así, como la razón práctica se asume como un ámbito de la acción humana en
la autonomía y la mayoría de edad, como sujeto que piensa y conoce.
Gadamer, reconoce en el contenido de la palabra
formación un sentido antiguo, relacionado con la «formación natural» que
designa la manifestación o forma externa. En un nuevo concepto, precisa:
formación pasa a ser algo estrechamente vinculado al concepto de cultura y
designa en primer lugar el modo específicamente humano de dar forma a las
disposiciones y capacidades del hombre (Gadamer, 1997: 38-39). La tradición
humanista en el concepto de formación, igualmente incorpora un reconocimiento
del sentido histórico, estético y comunitario. Se reconoce en la tradición
griega y alemana de pensamiento, una concepción humanista e integral de la
formación; de esta tendencia conceptual se puede derivar una pertinente
orientación de la formación ambiental.
En el campo de la educación colombiana Mario Díaz,
considera como la formación de una parte se constituye en
El proceso de generación y
desarrollo de competencias especializadas que producen diferencias de
especialización entre los individuos. Por otra parte se refiere a la inserción
del estudiante en formas legítimas de conducta, carácter y maneras, a través de
la legitimación de ciertas prácticas, procedimientos y juicios, que intentan
producir un orden interno o subjetivo. En este caso, se considera que la
formación está cruzada por una dimensión ético-política. Así entendida la
formación, integraría dos componentes interrelacionadamente de carácter
institucional relacionada con los conocimientos seleccionados en el currículo y
uno regulativo, que legitima nociones aceptables de conducta, cumple una
función simbólica pues es fuente de valores (Díaz, 1998: 31).
La educación ambiental, como proceso de formación
integral, requiere una dimensión cognitiva, con la apropiación del conocimiento
de la relación sociedad-naturaleza en sus componentes socio-culturales y
biofísicos, que permiten a nivel individual y colectivo racionalizar e
interpretar la compleja realidad ambiental y sus problemas. Una segunda
dimensión, orientada a desarrollar un aspecto actitudinal y normativo que
posibilita la construcción de una escala ética valorativa frente a las
relaciones ambientales y los problemas que afectan el desarrollo sostenible.
3. El proceso curricular de la
formación ambiental
Desde la perspectiva educativa pueden establecerse
diversas concepciones y diseños curriculares. La reflexión sobre la educación
ambiental nos inscribe en un referente curricular -asumiendo el concepto de
currículum- postulado por Stenhouse: Como un intento de comunicar los
principios esenciales de una propuesta educativa de tal forma que quede abierta
al escrutinio crítico y pueda ser traducida efectivamente a la práctica. Indudablemente, como lo afirma
Kemis esta definición enfatiza el currículum como un tipo de «Puente» entre los
principios y la práctica educativa, y las actividades para relacionar
conscientemente ambos, así como para revisar los vínculos entre ellos. (Kemis,
1993: 28-29). El análisis exploratorio se orienta a relacionar las prácticas
curriculares asumidas en los proyectos educativos ambientales.
El Programa Internacional de Educación Ambiental
(PIEA), considera
La educación ambiental como un
proceso permanente, en el cual los individuos y las colectividades toman
conciencia sobre el ambiente y sobre los conocimientos, los valores, las
competencias, la experiencia y la voluntad que les permite actuar individual y
colectivamente, para resolver los problemas actuales y futuros del ambiente.
En este marco conceptual se han suscitado variadas concepciones
y diseños curricu-lares.
En un estudio sobre el PIEA de la UNESCO, Lucien Sauvé
de la Universidad de Quebec pudo constatar en el análisis del discurso teórico
sobre la educación ambiental, diversas interpretaciones en torno a las cuales
se desarrollan opciones pedagógicas. Se han identificado seis concepciones
paradigmá-ticas sobre el ambiente: el ambiente, como problema (para
solucionar), el ambiente como recurso (para administrar), el ambiente como
naturaleza (para admirar, respetar, preservar), el ambiente como biosfera (para
vivir juntos por mucho tiempo), el ambiente como lugar de vida (para conocer,
aprovechar) y el ambiente como comunidad (para participar) (Sauvé L., 1995;
19-31).
El estudio realizado al respecto por Vidart, evidenció
El ejercicio de una tendencia de la
educación ambiental, restringida, específica, reducida a una materia más del
currículum, así concebida apunta al conocimiento y conservación de los
ecosistemas, a los peligros de la contaminación y a la instauración de una
ética filantrópica que contempla a la naturaleza como un ente pasivo y
ejemplar, avasallado por las obras del hombre, el ser activo y destructor por
excelencia. La ecología es una asignatura, entre muchas, un comportamiento
estanco más de los que fragmentan la realidad única. (Vidart, 1976: 177).
Asimismo, un examen de las perspectivas pedagógicas de
la educación ambiental realizado por Augusto Ángel ha encontrado que la
dimensión ambiental tiene diferentes concepciones y horizontes de
interpretación que definen orientaciones y metodologías de enseñanza. La
tendencia ecologista, ha profundizado en las leyes articuladas del ecosistema,
plantea el proceso educativo como una ampliación del currículum, de tal manera
que aborde los procesos ecosistémicos. La perspectiva tecnológica se confunde
por lo general con los problemas técnicos planteados por los efectos
contaminantes de la actividad humana, la ingeniería ambiental o sanitaria se ha
especializado en este tipo de enfoques y se preocupa por la capacitación en las
habilidades técnicas que puedan corregir los impactos sobre el medio. Desde la
ciencia económica, surge la contradicción que conlleva al crecimiento económico
frente a los límites externos de la producción económica en términos
ambientales. Así, la economía neoclásica ve la educación ambiental como una
incorporación al currículum, de las externalidades, a fin de que los efectos
sobre el ambiente se manifiesten en el estudio del mercado (Ángel, 1990:
1271-128),
Finalmente, la OEI observa como a nivel
iberoamericano, la educación ambiental se ha convenido en un campo de la
pedagogía intensamente explorado a partir de los años sesenta, iniciado
remotamente con el cuidado y conservación de la naturaleza, hasta lograr su
institucionalización y ligarse al logro del desarrollo sostenible. Pasando de
una concepción conservacionista, a una holística que supera la visión
unidiscipli-nar, un currículo compartimentado a una perspectiva
transdisciplinar, avanzando del concepto de ambiente referido solo al medio
natural, a una concepción compleja que comprende igualmente el medio social y
económico; transmitiendo conocimientos relacionados con el medio, pero también
valores y por lo tanto comportamientos y actitudes, poniendo en contacto los
problemas ambientales con el sistema económico de mercado y con los modelos de
desarrollo. (OEI, Revista No. 11, 1996: 2).
En este marco referencial se vislumbra la existencia
de una tensión entre los principios acordados en Tbilisi, con las prácticas
curriculares academicista y técnica, sólo se podrá legitimar una concepción
curricular alternativa en la medida en que se evidencien las debilidades
estimuladas por estos enfoques en la praxis cotidiana de la educación
ambiental, y se oriente a lograr coherencia entre la práctica educativa y los
propósitos acordados para su formación.
Desde una concepción academicista o tradicional del
currículo, centrado en los contenidos, la práctica educativa se ha localizado
en la enseñanza disciplinaria, como un proceso que tiene que ver exclusivamente
con la adquisición de conocimientos. El proceso cognitivo es el eje de la
preocupación y orientación de la acción educativa. Esta concepción se suele
expresar en el diseño curricular asignaturista del «Plan de Estudios» con una
estructura rígida desde el cual cada disciplina se convierte en compartimento
desarticulado a los propósitos de formación integral.
A la concepción academicista, corresponde la práctica
de la educación ambiental reducida a una asignatura dentro del currículo:
economía ambiental, saneamiento ambiental, impacto ambiental o ecología en la
generalidad. Esta segmentación propende por un reduccionismo que en la mayoría
de los casos obedece a una visión biocéntrica y conservacionista, en la cual el
hombre, es un elemento más de la naturaleza; sutilmente la educación ambiental
puede desviarse hacia este enfoque, en la medida que la reglamentación de la
Ley 115, circunscribe la educación ambiental dentro del área de Ciencias
Naturales. Del mismo modo, desde el enfoque academicista, se ejecutan proyectos
de educación ambiental en el campo de las Ciencias Sociales, particularmente de
la geografía, asumiendo en forma prevaleciente una perspectiva ambiental
antropo céntrica, en ella el hombre ocupa la cima de la evolución, y el entorno
natural le proporciona el fundamento material para su ininterrumpido desarrollo
productivo.
Estas dos visiones ambientales tienen como rasgo
distintivo el reduccionismo ambiental y la perspectiva curricular academicista.
Frente a este enfoque emerge una concepción del sistema ambiental, como un
sistema complejo en el cual se presentan relaciones de interdependencia entre
los subsistemas natural, social y construido, que obliga a la educación
ambiental a emplear nuevas perspectivas conceptuales y metodológicas coherentes
a la naturaleza ambiental y al proyecto de formación.
De otra parte, a la concepción técnica del currículo
corresponde un modelo tecnológico de diseño, en el cual el énfasis fundamental
son los objetivos. La práctica educativa se ajusta al logro de las metas o
propósitos técnicamente elaborados, haciendo caso omiso de los propósitos de
formación, la educación bajo este enfoque positivista instrumental es pensada
desde niveles técnicos y mecanicistas, los actores fundamentales del proceso
formativo - docentes y estudiantes -, ven diluir la acción consciente del
proceso formativo en una red de objetivos y actividades diseñadas para su
logro, que se convierte en el centro de la actividad escolar.
Este enfoque curricular está muy relacionado con los
paquetes de educación ambiental diseñados por grupos técnicos, donde se
privilegia la técnica planificada y operativa, sobre la formación y la
resolución de problemas. Igualmente a este enfoque, no le es ajena la actividad
profesionalizante encaminada a preparar personal técnico para la demanda de
ocupaciones relacionadas con las tecnologías ambientales, allí la educación se
circunscribe a capacitar el personal solicitado por el mercado del trabajo;
pero no se logra un propósito de formación. La escuela y la educación se
convierten en un instrumento de la reproducción social y cultural.
Esta aproximación inicial sobre algunas prácticas
pedagógicas de la educación ambiental, permite evidenciar algunas limitaciones
que obstaculizan la realización de los objetivos y principios acordados por la
sociedad global. En ese sentido un propósito fundamental de estudio es
contribuir al proceso de construcción de alternativas, realizando etapas
sucesivas de exploración y análisis, en esta reflexión preliminar se sugieren
algunas características relevantes para un proceso de formación ambiental, sin
desconocer que la construcción de un proyecto alternativo demanda además de
reorientar el enfoque curricular y meto-dológico, reorganización institucional
y de colectivos académicos, un proyecto permanente de formación docente,
seguimiento y evaluación de los programas educativos. Presentadas estas
aclaraciones previas, se cree que una significativa alternativa curricular es
emprender la formación ambiental a partir de núcleos problemáticos o resolución
de problemas, en el contexto de los Proyectos Ambientales Escolares -PRAES- o
institucionales, en el caso de la educación superior. Es relevante en el
proceso de acreditación previa y trabajo curricular adelantado actualmente por
las Facultades de Educación, y las Escuelas Normales, considerar la formación
ambiental de los educadores, la cual debe ser integrada como un componente
básico en el proyecto curricular alternativo.
La organización de la formación ambiental por la vía
de la resolución de problemas, da origen a varias posibilidades:
1. La participación de la comunidad educativa en la
resolución de problemas ambientales de su contexto local, este escenario
permite que la participación y la práctica adquieran sentido, al inscribirse en
la realidad a la cual se pertenece.
Desde una concepción academicista o tradicional del currículo, centrado
en los contenidos, la práctica educativa se ha localizado en la enseñanza
disciplinaria, como un proceso que tiene que ver exclusivamente con la
adquisición de conocimientos.
|
2. Generación de un trabajo interdisciplinario, que
posibilita la construcción de un pensamiento complejo y un acercamiento al
conocimiento sistémico de la realidad ambiental, igualmente fomenta el trabajo
en equipo y la construcción de colectivos académicos.
3. Un desarrollo de las capacidades conceptuales,
afectivas y actitudinales, desarrolla competencias para identificar problemas
relevantes del entorno, desarrollar iniciativas, imaginar o crear alternativas
viables, tomar decisiones y planificar y realizar actividades. El acercamiento
al saber popular y al sentido común da la posibilidad de integrarlos a la
formalización conceptual.
4. La factibilidad de que la comunidad educativa
interactue con la comunidad y el sector gubernamental logrando superar el
aislamiento recurrente de los centros educativos frente a la sociedad, para
convertirse en un actor social válido en los procesos de reconstrucción del
tejido social.
5. La construcción de una conciencia moral, que en una
mediación dialógica con los actores y proyectos sociales, permiten construir
una ética social, como un compromiso con el entorno natural y social
incorporado al proyecto de vida.
Conclusiones
Ante la diversidad de concepciones curriculares en
relación con la educación ambiental, surge la posibilidad de un curriculum
centrado en resolución de problemas, definido en el contexto del proyecto
educativo ambiental, el cual sirve de base para la realización de un proceso
formativo, construido a partir de un componente cognitivo, que propicie el
conocimiento de la naturaleza compleja del sistema ambiental y la
interdependencia de los elementos biofísicos, económicos, políticos y sociales;
e igualmente de un componente regulativo o actitudinal, en forma tal que se
estimule la actitud ética social, la participación responsable y comprometida,
provocando comportamientos coherentes con la superación de la problemática
ambiental y procurando un desarrollo humano sostenible, en concordancia con los
objetivos y principios acordados para el Programa internacional de Educación
Ambiental -PIEA-. Finalmente, se considera que la consecución de este proyecto
requiere incorporar la dimensión ambiental, como un propósito de formación de
los educadores.
NOTAS
(1) «La visión de proyecto como
estrategia cultural, centra su interés en éste como proceso dinámico con
sentido histórico, que permite articular en torno suyo el quehacer educativo...
relieva la importancia del proyecto en tanto que posibilita a los protagonistas
pensar em educación: sus proyectos, sus programas,su gestión». NIÑO, Libia, et
al. Evaluación, proyecto educativo y descentralización en la educación. Bogotá:
U.P.N., 1995.
(2) Se entiende por modelo pedagógico,
la relación flexible, dinámica, dialéctica, entre contenidos, fines, maestros,
alumnos y métodos. También en los modelos hay fundamentos: ético, pedagógico y
político.
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Enilcen didiana reyes
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